El tiempo que pas茅 con mi tata

Tuve la fortuna de compartir 30 a帽os con mi abuelo, un hombre que, sin propon茅rselo, me leg贸 su nombre y una pasi贸n inquebrantable por el servicio funerario. Lo que existi贸 entre nosotros no necesita adornos; fue un lazo indeleble, tan natural como el aire que respiramos juntos. Su partida, aunque rodeada del calor familiar, dej贸 un vac铆o que ni el tiempo sabe c贸mo llenar.