En Cerro de Ortega, la temporada de cultivo de plátano desencadena una creciente demanda de mano de obra desde julio hasta finales de octubre. Este aumento en la producción atrae a un número considerable de trabajadores migrantes procedentes de varios estados de México como Chiapas, Tabasco o Guerrero, e incluso de países centroamericanos como Guatemala.
Sin embargo, detrás de esta actividad agrícola floreciente, se esconde una cruda realidad para los trabajadores: el acceso a atención médica adecuada es escaso y a menudo inexistente. Según Jorge González, presidente de la Junta Municipal, la comunidad enfrenta una situación alarmante en materia de salud, especialmente para aquellos migrantes que sufren emergencias, las más comunes propias de la actividad, picaduras de alacrán o mordeduras de serpiente.
“El tema más duro es la falta de atención médica oportuna. Muchos migrantes acuden al centro de salud local en busca de ayuda, solo para descubrir que carece de los recursos básicos, incluyendo una ambulancia para traslados urgentes”, lamentó González.
Esta situación pone en riesgo la vida de los trabajadores, quienes confían en la atención médica local sin saber que su mejor opción podría ser trasladarse a la cabecera municipal, donde los servicios de salud son más completos.
La temporada de mayor demanda de mano de obra coincide con la época más crítica en términos de salud para los migrantes en Cerro de Ortega, exacerbando una crisis que no parece tener una solución a corto plazo.
Ante esta problemática, Jorge González lamentó la poca seguridad de los trabajadores agrícolas, tanto locales como migrantes, quienes contribuyen significativamente al éxito económico de la región, pero enfrentan condiciones de vida extremadamente precarias.