Escribe: Rogelio Guedea
La violencia en nuestro estado ha alcanzado niveles insuperables. Se han llegado a cometer hasta once crímenes en un solo día, entre ellos contra miembros de nuestras corporaciones policiacas. Se queman autos todos los días y unidades de transporte público. Hay extorsiones a diestra y siniestra. Se vive un clima de miedo y de vulnerabilidad. Y todo esto incluso en plenas campañas electorales. Pareciera que vivimos en dos dimensiones: por un lado, Colima en llamas y por el otro los candidatos (muchos de ellos buscando la reelección) hablando de una realidad que no se parece en nada a la realidad que realmente estamos viviendo.
De verdad que resultan asfixiantes los niveles de inseguridad que se viven y asfixiante también la indiferencia de los tres niveles de gobierno para detener esta ola de violencia. Por eso, me ha parecido pertinente el anuncio del líder del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima, Luis Enrique Zamorano, en el sentido de que este próximo primero de mayo se marchará por la paz y la seguridad de nuestro estado, pues es un sentimiento generalizado de la comunidad universitaria parar esta ola de violencia que vivimos. Son más de tres mil quinientos los universitarios que formarán parte de esta marcha, entre ellos el mismo rector de nuestra casa de estudios, Christian Torres Ortiz, quien de una forma explícita ha estado fomentando con diferentes acciones la paz y la concordia no sólo en la comunidad universitaria sino más allá de ella, todo ello a través de actividades artísticas, culturales, de promoción y divulgación de la ciencia, etcétera, las cuales sabemos que inciden directamente en la restauración de nuestro tejido social.
Este primero de mayo la paz y la seguridad serán, sin duda, los elementos esenciales de este compromiso universitario por volver a la concordia social. No es posible seguir en este camino, una estado sin ley, con una impunidad generalizada, que ha sobrepasado todo límite con respecto a la seguridad ciudadana y al crecimiento y desarrollo en todos los niveles de nuestra entidad, porque lejos de incrementarse la actividad productiva, lo que vemos es un decrecimiento de la misma, quién va querer emprender algo (una empresa, una iniciativa cultural, etcétera) en un clima de completa inseguridad. Son ya casi cuarenta los elementos policiacos asesinados a este día y solo en el primer trimestre de este año se contabilizaron ciento cincuenta de civiles. Si en 2023 fueron casi mil, este año podríamos fácilmente superarlos.
La Universidad de Colima tiene una voz potente, una voz autorizada, una voz influyente dentro de nuestra sociedad, siempre a la busca del bienestar de la misma, así que ojalá sea escuchada por los tres niveles de gobierno con la esperanza de desactivar la normalización a la que hemos llegado de esta violencia y así evitar que termine encarnándose en nuestra cultura e idiosincrasia.