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Entre azules y fosfos: El PAN, S.A. de C.V.

“Marieta, no seas coqueta…” –dice la copla popular–, y quizá doña Julia Jiménez Angulo debería tomar nota, porque en la política, como en la vida, los juegos dobles y las promesas huecas acaban cobrando factura. Y la factura ya viene con recargos.

El pasado miércoles 4 de junio, Sofía Peralta Ferro, diputada local por el Distrito VII y todavía panista, decidió subir una foto a redes sociales en la que aparece feliz de la vida con José de Jesús Dueñas García, otro de los famosos “sobrinos” del exgobernador José Ignacio Peralta. ¿Casualidad? Claro que no. Fue un dardo envenenado, directo al hígado de la lideresa azul, diputada federal plurinominal y jefa suprema del panismo colimense: Julia Jiménez Angulo.

Y es que, por más que Julia Lizet haya salido de la cantera política de Pedro Peralta Rivas, le bastaron unos años cobrando doble, como dirigente del PAN y como diputada federal, para creerse dueña del portón azul. Tan creída está que no dudó en bloquearle la carrera a la hija de su mentor, impidiéndole llegar a la Secretaría General del CDE del PAN. ¿Y a quién puso en su lugar? A su compadre, el también pluri Jesús Alberto Partida Valencia. Familia, compadres y cuates, porque la democracia interna da flojera.

Por si fuera poco, la misma Julia compite por la alcaldía de Villa de Álvarez contra Sofía, pero usando todos los recursos institucionales que controla. ¡Así cualquiera! Juez, parte y árbitro. Y si alguien duda que esto es un abuso, que se asome a las estadísticas de cuántos votos ha ganado la diputada Jiménez Angulo en su vida: ninguno. Ni en su calle gana.

En cambio, Sofía Peralta sí puede presumir una victoria legítima: ganó por mayoría relativa el Distrito VII en 2024, dejando en el camino a una morenista reciclada. Pero en lugar de apoyarla, el PAN se la quiere sacudir. ¿Por qué? Porque en Movimiento Ciudadano ya le echaron el ojo. Y como es costumbre en ese partido, que vive de adoptar expriistas y expanistas, ven en Sofía una buena inversión para operar Villa de Álvarez y jalar votos (y prerrogativas).

Mientras tanto, Julia sigue manejando el PAN como si fuera una panadería de barrio: reparto a discreción, atención solo a clientes frecuentes y cero rendiciones de cuentas. Que se olvide Riult Rivera, el alcalde capitalino que sueña con la gubernatura: está más solo que un cactus en el desierto. Sin estructura, sin respaldo y con una lideresa que, en lugar de levantarlo, lo entierra.

¿Y la dirigencia nacional? Bien, gracias. Jorge Romero Herrera y compañía siguen siendo cómplices de este naufragio. No solo toleran el doblete de cargos de Julia (¿ética? ¿qué es eso?), también le aplauden sus ambiciones para 2027. Porque sí, la señora quiere ser alcaldesa de la Villa. Con un partido quebrado, sin estructura y sin candidatos competitivos. Genial estrategia.

En 2024, Julia dejó a los candidatos rascarse con sus propias uñas. Apenas si consiguió cubrir la mitad de las casillas con representantes de partido. Pero eso sí: ella salió bien en la foto. Y si no la bajan del trono, la historia se repetirá en 2027, con menos votos, menos militancia y más dedazos.

Se dice que…

*Hay que repetirlo cuantas veces sea necesario: El manejo patrimonialista que Julia Lizet Jiménez Angulo sigue haciendo del PAN en Colima, la carencia de una estructura partidista territorial eficaz en el estado, de trabajo real y efectivo, tienen al Riult Rivera Gutiérrez en la intemperie, solo y abandonado a su suerte, sin respaldo partidista alguno para concretar sus legítimas aspiraciones políticas.

*Dicen que el PAN en Colima es un partido, pero a estas alturas parece más bien una tiendita de abarrotes con dueña, caja registradora y apartado para compadres. Y en la caja, cómo no, Julia Jiménez Angulo pasando el lector de códigos… y los valores democráticos por alto.