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El Verde ya no se arrodilla

El pasado sábado 24 de mayo, en una asamblea de alto voltaje político, el dirigente nacional del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Arturo Escobar y Vega, oficializó lo que ya muchos veían venir: el senador Virgilio Mendoza Amezcua será el gallo verde rumbo a la gubernatura de Colima en 2027. Sin embargo, más allá del “destape” en sí mismo, lo que verdaderamente hizo ruido fueron las frases cargadas de pólvora dirigidas con precisión quirúrgica a Morena.

Escobar no se anduvo por las ramas y lanzó una advertencia directa, sin maquillaje, al partido en el poder:

“Vamos a buscar la gubernatura del 27 con Virgilio con todo. El Verde va a buscar que Virgilio sea candidato a gobernador, y exigimos desde hoy reglas claras. Nada de que la encuesta la hacen ellos y de ahí habrá que sumarnos al resultado”.

Así, de un solo trazo, desmontó la narrativa que algunos en Morena ya daban por hecha: que Rosa María Bayardo Cabrera, actual alcaldesa de Manzanillo, será la próxima gobernadora simplemente porque así lo decidieron hace tres años los señores Vizcaíno desde su torre de control político. Un aviso, con nombre y apellido, de que el Verde ya no aceptará imposiciones ni “dedazos” disfrazados de encuestas manipuladas.

El mensaje de Escobar fue doble. Por un lado, deja abierta la puerta a una posible ruptura con Morena si el proceso de selección de candidaturas no es limpio. Por el otro, advierte que el Verde ya no está dispuesto a cargar con los costos políticos de una administración fallida que ni siquiera los ha hecho partícipes del gobierno.

“Nos gustaría ir con ellos, pero si las reglas no son claras, no tengan duda de que buscaremos ir solos o en otra coalición. Ya pasaron los tiempos donde apoyamos a ciegas. No somos parte del gobierno, pero sí somos corresponsables de lo que pase”, sentenció.

En otras palabras: si Morena quiere aliados, tendrá que ganárselos con trato digno y juego limpio. Porque el Verde ya no se arrodilla.

Y con razón. Colima vive momentos complejos. La seguridad, el desarrollo económico y la gobernabilidad se han deteriorado gravemente bajo una administración que muchos califican como inoperante. Gobernar esta entidad, como bien dijo Escobar, exige a los mejores perfiles. Y el Verde ya tiene al suyo: Virgilio Mendoza, a quien le otorgarán el respaldo total del Comité Nacional.

Mientras tanto, en Morena, la baraja está entre la alcaldesa Bayardo, la delegada de Bienestar Viridiana Valencia y la directora del DIF, Diana Zepeda. El PRI perfila a Esther Gutiérrez, y el PAN a Riult Rivera. La contienda ya se cocina a fuego medio, y aunque faltan dos años, la efervescencia política empieza a subir de temperatura.

Si Morena no toma en serio el llamado del Verde y persiste en sus prácticas de imposición, no sólo arriesga una ruptura con su principal aliado histórico en la entidad, sino que podría abrir la puerta a una competencia real que, por primera vez en años, les arrebate el poder. Que no digan después que no se les advirtió.

Se dice que…

*A la asamblea convocada por la dirigencia estatal del Partido Verde Ecologista de México, supuestamente para arrancar su programa de afiliación de nuevos militantes —y que terminó siendo el escenario ideal para el destape nacional del senador Virgilio Mendoza Amezcua como su carta fuerte rumbo a la gubernatura de Colima 2027–2033—, acudieron en bloque sus alcaldes, diputados locales plurinominales, regidores, y cientos de militantes y simpatizantes del partido. Todos arropando al oriundo de Armería avecindado desde hace dos décadas en Manzanillo, en un evento que fue, más que un acto de afiliación, una clara demostración de fuerza política en territorio colimense.

*Pero el PVEM sabe que, si quiere ser más que una nota de coyuntura y convertirse en un competidor serio en 2027, tendrá que hacer algo más que lanzar discursos y llenar asambleas. Necesita duplicar —o más— su militancia, salir a la calle a conquistar el respaldo de los ciudadanos sin partido, y sobre todo, construir una narrativa que inspire confianza y seriedad. No basta con desmarcarse de Morena; hay que demostrar que se es una opción real y viable. El reloj ya corre, y la tarea es titánica: crecer, consolidarse y convencer, todo en apenas unos cuantos meses. Porque si el Verde quiere ser protagonista y no espectador del proceso 2027, tendrá que demostrar que no sólo tiene candidato, sino también estructura, visión y voluntad política.