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¡Hay proyecto!

“Y trabajo para fortalecer al PRI”, declara sin rubor el aún presidente estatal Enrique Rojas Orozco, mientras levanta la mano (otra vez) para seguir al frente del cascarón tricolor que alguna vez gobernó Colima. Y sí, fortalecerlo… pero al estilo de gimnasio abandonado: mucho esfuerzo, cero resultados, y con más telarañas que militancia activa.

Rojas, el mismo que ya condujo al PRI al despeñadero en 2021, y que repitió la hazaña en 2024 con Betzaida Luz Alondra Pinzón Carreto como copiloto, ha sido “reelecto” para otros cuatro años de gloria. Claro, todo gracias al dedazo firme y visionario del eterno dirigente nacional Alejandro “Alito” Moreno, quien insiste en dirigir al partido como si fuera una franquicia en liquidación.

Porque si algo ha demostrado Alito es que, cuando se trata de hundir al PRI, no hay quien le gane. En Colima, su fórmula ganadora sigue al pie de la letra: colocar a los mismos de siempre, obtener los mismos resultados de siempre (léase: derrotas), y presentarlo todo como si fuera parte de una gran estrategia para “renovar” al partido. Spoiler: renovar no significa resucitar.

Y mientras el PRI se desangra, en el PAN tampoco cantan mal las rancheras. Ahí reina con mano firme la diputada pluri Julia Jiménez, campeona nacional del autoelogio, quien tras cosechar desastrosos resultados en 2024 ya se apunta para la alcaldía de Villa de Álvarez en 2027. Porque, claro, nada dice “cambio” como la misma de siempre repartiendo candidaturas a sus cuates, con la fineza política de una piñata en fiesta infantil. Sus fieles escuderos, Manuel Olvera y Sergio Uribe, ya le cargan la agenda y la propaganda. Solo falta ver si también le van a cargar los votos.

Ambos casos, el de Enrique y el de Julia, son el claro ejemplo de que los partidos políticos en México, lejos de ser estructuras democráticas, siguen siendo clubes privados con acceso exclusivo para los compadres y patrocinados por el erario. ¿El ciudadano? Bien, gracias. Que vote, pero que no opine.

Y mientras tanto, el priismo colimense seguirá soñando con una dirigencia que pague las deudas, deje de arrimarse en oficinas prestadas y, de preferencia, al menos conecte el Wi-Fi. La asamblea convocada para el 4 de junio de 2025, en teoría para “elegir” nueva dirigencia estatal, será puro teatro. El guion ya está escrito y los actores ya fueron elegidos por Alito. El resto es protocolo.

Con un PRI que camina rumbo a 2027 en modo zombi y con una militancia silenciada por conveniencia o miedo, no hace falta bola de cristal: el tercer descalabro consecutivo está en puerta. Y si la tendencia sigue, en 2030 el PRI podría correr la misma suerte que el PRD: pasar de partido histórico a partido extinto.

Así que guarden este texto. Porque cuando en 2027 los mismos de siempre expliquen su nueva derrota con las mismas excusas de siempre, ya sabremos la verdad: al PRI no lo destruyó el enemigo. Lo hizo su dirigencia… con mucho cariño. ¡Al tiempo!

Se dice que…

*En el “mundo de Sofía”, diputada local panista de mayoría relativa Sofía Peralta Ferro, hay dos caminos que la pueden llevar a ser alcaldesa de Villa de Álvarez 2027-2030: Uno, el del nuevo partido político “Somos México”; otro, ser postulada por Movimiento Ciudadano cuya franquicia en Colima es propiedad de su tío José Ignacio Peralta Sánchez. Ella sabe que la puerta azul para acceder a esa candidatura se la tiene cerrada con tres candados la de nuevo diputada federal plurinominal que acumula ya seis años, y va por más, como dirigente del Comité Directivo Estatal del Partido Acción Nacional, Julia Jiménez.

*La probable defección de Sofía de las filas panistas provocada por los dados cargados con que está jugando Julia, le pegaría a la averiada nave azul del Partido Acción Nacional en su línea de flotación.