Por Yensuni López Aldape
El viernes lo dije y desde las trancas ya se veía venir la embestida. Más que un servicio digno, Los Nuevo Horizonte están en Colima con el único propósito de reventar cualquier competencia, jugando con los precios y las ilusiones de los colimenses, pero sin mejorar el servicio. La intención es clara: barrer con Los Rojos y luego quedarse solos en el ruedo.
La faena es ruin, pero efectiva: bajar los precios a niveles ridículos, no para beneficiar al usuario, sino para quebrar a la empresa local. Y cuando eso pase, el festejo se acabará y vendrá la cornada: tarifas por los cielos, servicio de quinta y un monopolio intocable.
Mientras Los Rojos han apostado por un servicio decente y unidades nuevas, Nuevo Horizonte se aferra a la trampa de la competencia desleal. No aumentan la calidad sino que apuestan por el golpe bajo. Y ahí es donde entra el gobierno de Colima, ese que se supone está en contra de los monopolios pero que aquí ni pestañea. Desde las trancas se ve claro: los toros están en el ruedo y el Estado ni siquiera aparece para abrir la puerta de toriles.
¿Dónde están los que deben regular? ¿Por qué el secretario de Gobierno, Eloy García Alcaraz, no mete las manos? Pero bueno, ni cuando los ejidatarios bloquearon la autopista apareció a tiempo, habrá que ver qué se puede esperar para evitar que el transporte en Colima quede en manos de unos cuantos.
Aquí no se trata solo de una pelea entre empresas. Se trata de los colimenses, que hoy aplauden los boletos baratos sin ver que, cuando Los Rojos caigan, no habrá nadie que detenga el sablazo en las tarifas. Esto no es un favor, es una trampa.
Justo este martes (11) , hubo confrontación y ya golpes con denuncia por agresión, pero como en otros temas, nada pasa y los que deben ser árbitros y poner orden, se limitan a peinarse para la foto en eventos rosas, la situación escala, los toros ya arrancaron, y aquí no hay escapatoria. O el gobierno capotea la situación y mete orden, o Colima será arrollado por el monopolio disfrazado de oferta.
Por otra parte, en el ruedo del Ayuntamiento de Tecomán, el pago de los laudos laborales son un tema que el alcalde Armando Reyna intenta esquivar, pero más que un diestro torero, pareciera que da vueltas un becerrero asustado. En lugar de capotear con inteligencia y buscar acuerdos, se aferra a la estrategia del desgaste, alargando procesos que ya tienen un destino escrito. ¿Cree que llegar a las últimas instancias le dará un respiro? Sería un engaño, cuando mucho está ganando unos meses antes de que la embestida lo alcance. Y cuando eso pase, no habrá burladero que lo salve.
Porque aquí no puede salir con que “no sabía a lo que iba”. ¡Por supuesto que sabía! Entró al ruedo con pleno conocimiento de que las demandas de ex trabajadores y el sindicato eran toros listos para salir. Ahora no puede hacer como si no supiera que su faena no es patear la arena y quejarse, sino lidiar con el problema con la mínima dignidad de un político que sabe negociar. Pero claro, para eso se necesita visión, oficio y sobre todo, capacidad de conciliar. Y estaríamos hablando de buenos políticos, una especie en peligro de extinción en este país.
Así que aquí estamos, viendo cómo el alcalde se enreda en su muleta sin dar un solo pase decente. Los laudos no desaparecen con discursos ni con astucias legales para estirar los tiempos. Al final, el acero caerá, y los tecomenses pagarán la factura. Y entonces, como cantaba la inmortal Selena: No me queda más!!… que ver cómo se siguen acumulando deudas por la necedad de quienes, en vez de capotear con inteligencia, prefieren que los arrastre el toro.
Nos vemos el martes… antes o después, que los toros siguen en el ruedo y los políticos siguen toreando a la gente con puro pase de engaño. Aquí estaremos, Desde las Trancas, viendo quién capotea y quién termina embestido por su propia soberbia e ineficiencia o cualquier otra “cualidad”.
