El agua es vida, pero en México, más de 100 cuencas y acuíferos ya no tienen disponibilidad. En este contexto, el Plan Nacional Hídrico 2024-2030, presentado el pasado 21 de noviembre por la presidenta Claudia Sheinbaum, marca un paso crucial para garantizar el acceso equitativo y sostenible al agua. Este histórico plan busca revertir la contaminación de cuerpos de agua, combatir la desigualdad en su acceso y detener el acaparamiento, estableciendo una hoja de ruta que todos debemos seguir con determinación.
Gracias a este plan, podemos prevenir escenarios catastróficos como el ocurrido en Monterrey, Nuevo León, donde la escasez de agua vulneró el desarrollo y bienestar de sus habitantes. Según cifras oficiales, de las 757 cuencas hidrológicas en el territorio nacional, 104 ya no tienen disponibilidad, mientras que 114 de los 653 acuíferos están sobreexplotados. Estos datos nos llaman a tomar acciones firmes en pro del bien común.
Históricamente, las políticas de privatización implementadas en los años 90 por el PRIAN, permitieron la sobreexplotación y el acaparamiento del agua. En solo una década, de 1993 a 2003, se otorgaron más de 360,000 concesiones, una cifra abrumadora en comparación con las 2,600 otorgadas entre 1917 y 1992. Hoy, con la firma del Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad, el vital líquido es reconocido nuevamente como un bien de la nación.
Este acuerdo, firmado el pasado 25 de noviembre por el gobierno, el sector público, social y privado, incluye un programa de tecnificación para 200,000 hectáreas de riego, con lo que se busca incrementar la eficiencia y la producción. Según el secretario de Agricultura, Julio Verdegue, este proyecto permitirá un aumento del 50% en la rentabilidad agrícola, alimentando durante un año a más de siete millones de mexicanos y mexicanas.
Es fundamental adaptar este plan a las necesidades particulares de nuestro estado. Colima, con sus características geográficas y climáticas únicas, enfrenta desafíos específicos en materia hídrica. De los 16 proyectos estratégicos que contempla el plan nacional, destaca el denominado “Zacualpan II”, cuyo objetivo es garantizar el abastecimiento de agua para el estado mediante la rehabilitación de la línea que conecta con la comunidad originaria de Zacualpan y la construcción de una llave alterna que asegure el suministro constante a los habitantes de Colima.
Además de este proyecto, es necesario un enfoque integral que priorice la preservación de nuestras fuentes hídricas, como los acuíferos de Manzanillo y Tecomán, donde el consumo ya supera la capacidad de recarga natural. Proteger el agua no solo garantiza nuestro bienestar, sino también la preservación de los ecosistemas locales y la sostenibilidad agrícola, esenciales para la soberanía alimentaria de nuestro estado.
La protección del agua no puede lograrse únicamente desde el gobierno. Es vital que como sociedad colimense participemos activamente en el cuidado de este recurso, vigilando la implementación de proyectos hídricos y adoptando prácticas responsables en su uso. Proteger el agua es proteger nuestra vida, nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Hagamos del derecho al agua una realidad en Colima, trabajando juntos para construir un estado más justo, equitativo y sostenible.
Abierto al dialogo de saberes, nos leemos en X: @alfred_alva