Yensuni López
Este sábado, Tecomán se convierte en escenario de tres eventos que, aunque distintos, revelan la complejidad y, en muchos casos, la desilusión que caracteriza a nuestra sociedad. Desde cirugías gratuitas hasta el informe de labores del alcalde y el regreso de la lucha libre, cada actividad pone de manifiesto las fallas estructurales que nos afectan y la frustración colectiva que se ha ido acumulando.
El primer evento arranca a las cinco de la mañana, son ocho cirugías gratuitas en la clínica materno-infantil del Dr. Andrade Gestionadas por el patronato “Solo por Ayudar” del Hospital General de Tecomán, un ejemplo palpable de cómo la comunidad debe asumir responsabilidades que deberían ser del Estado. La labor altruista de los médicos, muchos de ellos también empleados del sector público, subraya la cruda realidad de un sistema de salud en crisis. La necesidad de estas intervenciones quirúrgicas es un síntoma de la desidia gubernamental y la falta de recursos, donde los pacientes se ven obligados a depender de la solidaridad de unos pocos, en lugar de contar con un sistema que garantice su bienestar. Esta situación no solo es triste, es profundamente vergonzosa. Vivir en un país donde la ayuda debe provenir de iniciativas privadas, mientras el gobierno se desentiende de sus obligaciones, estamos lidiando con un sistema de salud que se derrumba, pero la buena noticia es que en Dinamarca están peor.
A continuación, se presenta el informe de labores del alcalde Elías Lozano Ochoa, quien se enfrenta a la difícil tarea de justificar su gestión en un ambiente profundamente dividido. En su sexto informe, los ciudadanos tendrán la oportunidad de evaluar su desempeño, pero es claro que Lozano ha intentado abordar algunos problemas de forma superficial, invirtiendo en soluciones rápidas pero que muchas veces no son de fondo. Su confesión sobre las luminarias baratas que compró en su primer periodo es una revelación inquietante. En su afán por aparentar eficiencia, terminó creando más problemas de los que resolvió. Esta inexperiencia o, peor aún, esta falta de visión, han llevado a que se enfoque en arreglos de calles por cuadra, dando la apariencia de progreso sin un impacto real en la infraestructura total del municipio, salvo su magna obra, el panteón de “El Recuerdo” y otra virtud, no deberle al sindicato, pero vamos escuchando el informe, tal vez, solo tal vez, tenga una mala percepción.
Finalmente, la lucha libre regresa al Lienzo Charro Juan Rodríguez con la despedida de Damián 666, un evento que promete ser un escape para aquellos cansados de la rutina política. Aquí, el público puede gritar lo que realmente siente, sin las limitaciones que impone el protocolo político. Será bueno ir a sacar el estrés. Gritar todo eso que no puedes porque la moderación y la buena educación se impone, por eso hay que ir a ver las luchas, así por lo menos ves un circo que sabes que es circo y gritas desde el fondo del corazón, sin filtro ni decoro, así como gritaban antes los de Morena en sus manifestaciones, pero que ya son civilizados y llaman a la paz mientras la Guardia Nacional se mete como ola empujada por los vientos de la aplastante mayoría que nos gobierna.
En resumen, este sábado en Tecomán es un espejo que refleja las múltiples facetas de nuestra realidad. La pregunta no es solo qué futuro queremos construir, sino qué estamos dispuestos a hacer para forjarlo. La apatía ya no es opción.