En las últimas fechas, los precios del limón han experimentado un significativo repunte en Colima, alcanzando entre 18 y 20 pesos por kilo para los productores. Este aumento, aunque inicialmente positivo para el sector agrícola local, conlleva serias implicaciones tanto para el consumidor como para el mercado en general.
Óscar Ávalos Verdugo, líder productor de limón en Tecomán, explicó que este incremento en los precios refleja una escasez en el mercado, particularmente debido a problemas de producción en Michoacán, otro importante estado productor de limón. Aunque este repunte puede parecer una victoria para los productores colimenses, tiene consecuencias preocupantes.
Ávalos Verdugo destacó que, a pesar del beneficio momentáneo, el aumento en el precio del limón tiene un efecto adverso en el consumo. “El elevado costo hace que la demanda disminuya significativamente,” explicó. Los consumidores enfrentan precios elevados, con el kilo de limón alcanzando hasta 50 pesos en Colima, 80 a 90 pesos en Guadalajara, y superando los 150 pesos en Tijuana.
El líder productor también advirtió sobre posibles efectos negativos a mediano plazo. La carencia de limón en el mercado y la alta dependencia de la producción en Michoacán podrían tener repercusiones graves si la situación en ese estado no mejora pronto. “El riesgo es que la inestabilidad en Michoacán podría trasladarse a otros estados productores como Colima, Veracruz, Oaxaca y Guerrero,” señaló Ávalos.
La situación en Michoacán es particularmente preocupante debido a problemas de seguridad que han afectado severamente la capacidad de los productores para cosechar sus cultivos. Según Óscar Ávalos, el Consejo Nacional de Productores de Limón, dirigido por Bernardo, está limitado en su capacidad para intervenir directamente en estos problemas de seguridad, aunque continúa haciendo llamados a las autoridades para mejorar la situación.
El aumento de precios en el limón es resultado de una combinación de factores como la escasez y los problemas de seguridad en otros estados. Mientras los productores locales ven una mejora que saben temporal en sus ingresos, la mayor carga económica recae sobre los consumidores, que enfrentan precios exorbitantes.