Contrapeso

Cuando la sociedad hace actuar a los políticos

 Arnoldo Delgadillo Grajeda  Opinión

Ahora resulta que todos los partidos políticos están a favor de la austeridad, ahora resulta que todos los diputados locales están dispuestos a renunciar a sus vales de gasolina, ahora resulta que el Instituto Nacional Electoral (INE) revoca la construcción de su nuevo edificio y la petición de iPhone´s 7 para los consejeros. Todo por el escarnio social.

Ciertamente, estas acciones son logros de la presión que se ha ejercido por parte de los ciudadanos, de la indignación que provoca que el pueblo deba ajustarse el cinturón, pero no haya verdaderos planes de autoridad en su gobierno. Este es un ejemplo de que organizados y exigiendo, se puede presionar a los actores políticos a actuar con mayor congruencia.

Sin embargo, en la otra cara de la moneda, me parece lamentable que sea necesario que el pueblo vigile meticuloso de las acciones de nuestros representantes populares, para vida de que actúen con congruencia, vamos, hasta con decencia. Para mí, así no vale. No debemos reconocerles que cambien de opinión por la presión ciudadana.

Pero lo que sí debemos reconocer, son esos políticos, muchas veces silenciosos, que sin estar en puntos coyunturales del acontecer social, sin necesidad de protestas de la ciudadanía, y sin afán de atraer reflectores mediáticos o ‘solidarizarse’ con los electores, toman decisiones para reducir sus beneficios.

Aunque hay más casos, mencionaré dos ejemplos, uno del PRI y otro del PAN.

En el caso del Revolucionario Institucional, se trata del diputado Octavio Tintos, que desde que la 58 Legislatura Local, en octubre del año 2015, dona a diversas asociaciones civiles del municipio de Cuauhtémoc y a personas con problemas renales y de cáncer, los vales de gasolina que le entrega el Congreso del Estado.

Por el albiazul, destaco el caso del alcalde de Cuauhtémoc, Rafael Mendoza, y su Cabildo, quienes no cuentan con vales de gasolina, cada quien los paga con su sueldo; además disminuyeron sus salarios y renunciaron a la mitad de su aguinaldo, convirtiendo el recurso ahorrado en programas sociales para toda la población.

Con esto quiero evidenciar que lo malo, así como lo bueno, no es privativo de un partido político, de una generación, o de un lugar, sino más bien, del verdadero compromiso por el servicio que tengan los servidores públicos. No dejemos de exigir, pero observemos bien quienes actúan acorde con el sentir ciudadano, sin necesidad de obligarlos a hacerlo.

Punto y aparte

Urge que el Gobierno escuche y atienda las exigencias de los cuerpos policiacos, abusados en sus derechos laborales –y hasta en los humanos–. Si no ¿quién podrá defendernos?

*Comentarios al correo electrónico rolandonotas@gmail.com / Twitter: @rolandonotas / www.rolandonotas.wordpress.com

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