Tarea Política

Secretario finlandés

 José Luís Santana Ochoa  Opinión
 “Nuestra aspiración es hacer de Colima la Finlandia de América”, disparó hacia la ciudad y el mundo el Secretario de Educación del Gobierno del Estado, Óscar Javier Hernández Rosas, en uno de sus primeros disparates declarativos. Ya pasó más de un año de su atrabancada gestión y no solamente  la enseñanza de los idiomas oficiales de esa nación famosa por la calidad de su educación, finlandés y sueco, no se ha instituido en las escuelas bajo su jurisdicción sino que acabó con la del inglés como segunda lengua al no renovarles para el ciclo 2017/2018 sus contratos a los maestros que lo venían enseñando.
Para tratar de salvarse de la quema por su barrabasada laboral y educativa en perjuicio de la formación integral, moderna,  que por derecho deben recibir  los niños y adolescentes colimenses inscritos en las llamadas escuelas públicas, el funcionario de marras de quien ya se deslindó públicamente su ex protector José Manuel Romero Coello, Director del Instituto Mexicano de la Juventud, para que no lo siga quemando ante los electores de cara al 2018, principalmente entre quienes pertenecen al gremio magisterial, contraatacó una vez más a través de sus columnistas bandoleros que, como siempre, por darle al violín le volvieron a pegar al violón.
Por emprenderla a través de sus columnistas a  sueldo contra la dirigencia del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) a la que Hernández Rosas culpa de propia incompetencia, y de quienes le antecedieron en el cargo atribuyéndoles hasta mil seiscientos millones de pesos desviados de los programas educativos, un millón de ellos al día, según sus propios cálculos, Don Óscar Javier terminó evidenciándose como cómplice de esa supuesta corrupción que nunca jamás ha denunciado por la vía penal como obligado está a hacerlo. Además, dejó a su jefe José Ignacio Peralta confrontado con prominentes cuadros del Partido Nueva Alianza que en la elección extraordinario de gobernador de Colima 2016 le aportaron muy buenos votos para que ganara con cierta holgura.    
Como siempre tarda menos en caer un hablador que un pelón, el de la SEP más tardó en despotricar en contra de los secretarios de Educación anguianistas que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en cogerlo en la maroma al documentarle que ejerció sin comprobar 10 millones cuatrocientos mil pesos del Programa Nacional de Inglés (Proni) 2016. Si hasta la fecha “no existe evidencia de haberse destinado (tal cantidad) al pago de nómina de los maestros de inglés”, ¿Cuánto de ese dinero se chingó Óscar Javier Hernández Rosas, de qué porcentaje fue el moche para el Secretario de Planeación y Finanzas, y el “retorno” debido al gobernador? Son preguntas, no se enojen. 
Del manoseo de esos diez millones cuatrocientos mil pesos como en el negocio que por 40 millones de pesos en la truculenta compra de medicamentos y material de curación hicieron el Secretario de Salud, Ignacio Federico Villaseñor Ruiz;  el Director Administrativo de éste, José Julián Martínez Barreda;  y el amiguito  israelita de José Ignacio Peralta, Efraín Hendy Zaga, no se castigará a nadie porque todos se tapan con la misma cobija de la corrupción peraltista que está resultando peor que la anguianista y la silverista.
Si los padres de los afectados por la cancelación de la enseñanza del idioma inglés, los profesores que se han quedado sin trabajo e ingresos, y los dirigentes sindicales a quienes nadie les dijo ni “agua va”, creían que José Ignacio algún día les cumpliría sus promesas y compromisos de campaña, ya les quedó más claro que el agua de CIAPACOV que su gobernador no es de palabra ni tiene la menor empatía por nadie ante nada. Con él ni seguridad laboral ni felicidad derivada del aprendizaje de una lengua extranjera, mucho menos gratitud política por el respaldo que en las elecciones le dieron para que llegara al poder donde no puede con el tercio.
A casi dos años de que el grupo tras el endeble trono de José Ignacio relevó al anguianista, sus secretarios como el finlandés Óscar Javier Hernández Rosas siguen culpando de su propia incompetencia y corrupción a quienes los antecedieron en sus cargos. Va a terminar el sexenio peraltista y seguirán con la misma cantaleta porque creen que los colimenses se tragan sin digerir todos sus embustes.
La oportunidad que los padres de familia, profesores, dirigentes sindicales y la comunidad escolar en su conjunto tienen para cobrarle a José Ignacio los abusos y afrentas de su gobierno será en su próxima cita a las casillas electorales. En tanto, que los bandoleros columnistas de Óscar Javier Hernández Rosas sigan lanzando cohetes, ya les llegará la hora en que tendrán que recoger las varas. Al tiempo.

EL ACABO
• Porque en aquí no encontró a colimenses que le llenaron el ojo para integrarlos como funcionarios de primer nivel en su más que mediocre gobierno, José Ignacio Peralta tuvo que traerlos de lugares tan lejanos como Finlandia, Óscar Javier Hernández  Rosas, Educación; y Suiza, Carlos Domínguez Ahedo, Fomento Económico.  
• José Ignacio puede hacer con su gabinete, incluida la legión fuereña, un papalote y echarlo a volar.

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