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Nomás fueron dos mil

 Redacción  Opinión
De las 200 mil piedras que se pegaron en las calles del centro histórico de Villa de Álvarez, se tendrán que reponer o reforzar unas dos mil. Esto significa que el programa de pavimentación con pórfido mexicano fue exitoso en un 99.9 por ciento, dice el ex alcalde Enrique Rojas Orozco, en cuya administración se realizó la obra.

El actual diputado federal por el primer distrito afirma que la reparación del enlosado no le cuesta un centavo al Ayuntamiento que ahora preside la panista Yulenny Cortés, pues es parte de la garantía a la que se comprometió la empresa que ganó la licitación y, a su vez, subcontrató tramos de la obra a otras compañías.

Son esas subsidiarias las que llevan a cabo la reposición del pavimento decorativo, sin costo para la erario, insistió el priista. Y aclaró que si no lo hicieron a medida que se fueron desprendiendo las lajas es porque la Comuna no había dado permiso, presumiblemente buscando exhibir supuestas fallas en la obra original o presentar las tareas de mantenimiento como un nuevo proyecto de remodelación.

Sin embargo, la verdad es que el actual gobierno municipal se cuidó de no afirmar que la reparación del pórfido dañado es con cargo al presupuesto, al advertir a la población del cierre de las calles Leandro Valle y Juan Torres Virgen del 19 al 21 de julio.

En conversación con este columnista, Rojas Orozco señaló que la superficie de rodamiento es lo menos importante del proyecto de modernización de las vialidades del casco viejo, el mismo que debería haber continuado la alcaldesa Cortés.

Lo realmente costoso, dijo Kike, fue la sustitución de las redes de agua potable y drenaje que ya se habían despedazado, y eso provocaba un persistente olor a heces fecales en la zona centro.

Rojas retó a la munícipe que le sucedió en el cargo a superar lo hecho por su administración en la zona centro, donde él como alcalde sustituyó vados con puentes, repuso los viaductos que se había llevado la crecida del arroyo Pereyra, cambió las tuberías e inició el proceso de homologación en la fisonomía de calles que antes estaban empedradas, adoquinadas, provistas de huellas de rodamiento o recubiertas de asfalto.

En un sexenio estatal donde no abundan las obras públicas, los ayuntamientos también nos están quedando a deber la infraestructura que demanda la población. Los recursos federales han sido para el remozamiento del primer cuadro, por ejemplo en Colima, pero no para no para el sistema de alcantarillado y desagües que evitarían los peligroso encharcamientos que se presentan en la zona conurbada.

LA VILLA ES UN PUEBLOTE:

Hartos de que el nombre oficial de la ciudad, Villa de Álvarez, sea una condena a permanecer como una urbe de segunda categoría, cuando merecen las mismas prestaciones metropolitanas que la capital del estado a la que está conurbada, otros colimenses que como yo se avecindaron al poniente del Pereyra señalan que en la Villa los desarrolladores de vivienda “han hecho lo que han querido”.

Y los problemas que suponen esos fraccionamientos que evidentemente chocan con lo que debió ser un plan rector de desarrollo urbano en la Villa, se agravan con el tema de las vialidades y la falta de continuidad en las políticas metropolitanas.

La salida a Minatitlán que, decíamos, es una ampliación que debió haberse continuado en este trienio, parece un muestrario de todas las posibilidades de una vialidad. Tiene diferentes secciones: con laterales o sin ellas, con carriles principales más anchos que las laterales o al revés.

Y lo mismo sucede en la avenida Hidalgo que, en el tramo de avenida Tecnológico-María Ahumada de Gómez y Paseo Miguel de la Madrid, está reducida a una vía angosta cuando por su carga vehicular y su importancia como salida a El Chivato (pasando la ex hacienda de El Carmen, una de las zonas de desarrollo inmobiliario de mayor plusvalía en la Villa) debería ser una avenida de cuatro carriles.

AMPLIACIÓN QUE REDUJO:

Y a propósito de reparaciones, me dice un lector, hace poco “modernizaron” la avenida Ayuntamiento y “lo único que hicieron fue cambiar la carpeta asfáltica que funcionaba perfectamente, por una igual”.

Lo peor, “oficializaron el estacionamiento en batería y de cordón, como el usuario escoja, le pegue la gana o pueda, quitándole la posibilidad de ser una vialidad de cuatro carriles desde Soriana hasta Walmart”.

Si bien es cierto que en su primer tramo, de sur a norte que termina a la altura de la oficina de cobros de Ciapacov, en el cruce de Felipe Ahumada Salazar, es una arteria un tanto estrecha, con la modernización se perdió la posibilidad de ampliar la avenida.

Como la Prolongación Hidalgo, en ese tramo entre el segundo anillo de circunvalación y el tercer anillo periférico la avenida Ayuntamiento conecta la zona centro con esa pequeña ciudad en que se ha convertido Villa Izcalli y todos los asentamientos populares y colonias residenciales que le siguen hacia arriba.

“La modernización de la avenida Ayuntamiento terminó siendo una reducción del ancho de la superficie de rodamiento”. Y con decisiones como ésta, Yulenny Cortés está impidiendo que la Villa sea una ciudad.

¿Qué le cuesta a la alcaldesa abrir la intersección en el entronque de la avenida Real Bugambilias con la avenida Enrique Corona Morfín (antigua carretera a Comala), para que quienes desembocan en ella (tras haberla usado como ruta alterna al periférico desde la Prolongación Hidalgo), pero quieren seguir al sur, no tengan que subir hasta la glorieta de Los Perritos?

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en el sitio web CARVAJALBERBER: www.aacb2.com.
bv