Muy joven, Jorge Humberto Silva Ochoa fue secretario del Ayuntamiento de Cuauhtémoc en la administración de Valentín Santa Ana Ugarte (trienio 1968-1970). El nuevo alcalde era hermano de Ramiro Santa Ana, brazo operativo en Colima del ingeniero Jesús Robles Martínez (fundador del SNTE y de la FSTSE) y vínculo del entonces poderoso director de Banobras con el Grupo Universidad.
HSO era maestro de banquillo en El Trapiche y saliendo de clases se iba al Ayuntamiento. Ahí obtuvo el ya abogado un aprendizaje intensivo en materia de administración pública y buen gobierno, además de pulir sus dotes como conciliador. Conocía la localidad porque había pasado largas temporadas en casa de sus abuelos, y tenía amigos desde entonces que conservó toda la vida.
Don Valentín había llegado al cargo en medio de un escándalo desatado por una infamia, y se requirió una operación política de filigrana para aceitar las relaciones del munícipe con algunos de sus gobernados y con los periódicos en Colima. Era también la oportunidad de demostrar que los universitarios podían hacer las cosas distintas.
Silva Ochoa se inició en la política
electoral como suplente del candidato a diputado local Rodrigo Vergara. Y
aunque era la cabeza visible del Grupo Universidad dejó pasar muchas
oportunidades porque tenía puesta la mira en la Rectoría. Otros miembros del movimiento
fueron congresistas locales, diputados federales, alcaldes o regidores y
funcionarios del gobierno estatal.
Construir la nueva Universidad fue la
tarea más connotada en su trayectoria como servidor público, pero su
participación política no terminó ahí. Fue electo diputado federal en 1982 aunque
prefirió no destacar en la Cámara a desatender la Rectoría.
Al concluir su gestión rectoral en
1989, Humberto Silva se incorporó al equipo de Luis Donaldo Colosio, como
secretario adjunto de la Presidencia del PRI nacional. Consciente de las
debilidades del sistema político y de los vicios de los gobiernos priistas, era
no obstante un hombre de partido, con una nutrida hoja de militante.
Con Colosio fue coordinador del
Congreso Nacional de Universitarios Mexicanos, con el que discretamente HSO
buscaba reivindicar el papel de los egresados de las instituciones públicas en
el diseño de las políticas públicas del país, que estaban (y siguen) siendo
decididas por una casta formada en los centros de estudios privados y en el
extranjero.
También fue asesor de Genaro Borrego y
de Fernando Ortiz Arana cuando estos ocuparon la dirigencia nacional del
tricolor. Pero políticamente siguió alineado al proyecto de Colosio, ya como
secretario de Desarrollo Social y aspirante presidencial.
La bala que mató a Luis Donaldo truncó
la carrera política de muchos. Se especula que Silva Ochoa hubiera sido
candidato a senador de no haber ocurrido el magnicidio, pero eso no frustró
políticamente al licenciado Humberto. El sostenía que el proyecto iniciado en
el movimiento estudiantil tendría que culminar con la llegada de un
universitario a la gubernatura, un mandatario que apoyara a su alma mater y no
la que la combatiera por temor a perder poder.
Y la oportunidad se le dio en 1997 a
su sucesor en la Rectoría, Fernando Moreno Peña, quien no obstante enfrentó
difíciles circunstancias para su elección que, estoy seguro, no habría tenido
Silva Ochoa como candidato a la gubernatura si el presidente hubiese sido
Colosio y no Zedillo.
La primera gran oportunidad de Silva
Ochoa para buscar el gobierno estatal la tuvo en la coyuntura electoral de
1985. Pero se dio una situación inédita en Colima: el presidente Miguel de la
Madrid era oriundo del estado y la lógica político-partidista que habría puesto
al entonces rector de la Universidad en el primer lugar de la lista de
probables candidatos del oficialismo, se rompió a favor del criterio de los parientes
del Presidente.
Aunque el senador Javier Ahumada
Padilla y el alcalde capitalino Carlos Vázquez Oldenbourg eran políticos muy allegados
a la familia presidencial, por influencia del hermano de su madre, don Ciro
Hurtado Oldenbourg, De la Madrid se decidió por el alcalde Manzanillo, Elías
Zamora Verduzco.
La segunda oportunidad, ya con nuevas
reglas de juego, la tuvo Silva Ochoa en la sucesión de Fernando Moreno. Para
contender por la gubernatura en el proceso de 2003 se registraron varios
precandidatos priistas, entre ellos el secretario general de Gobierno.
HSO no comenzó el sexenio con
Fernando. Se incorporó al gabinete a la mitad del periodo y en esa posición
resolvió graves problemas históricos (como los del transporte público) y otros
conflictos políticos que se habían generado en la administración de Moreno
Peña, quien comenzó su mandato con un Congreso donde la oposición PAN-PRD tenía
exactamente la mitad de los diputados.
Como secretario general de Gobierno,
Silva Ochoa hizo lo que siempre le caracterizó: concilió. Dialogó con las otras
fuerzas políticas desde la base de las opiniones compartidas y no desde la
diferencia. Para Humberto, un opositor no es necesariamente un enemigo
político. Gozaba de una enorme autoridad moral y la honró mostrando a su vez respeto
por las voces disidentes.
FE DE ERRATAS:
Arturo Velasco Curiel fue hermano del
gobernador Francisco Velasco, quien a su vez tuvo un hijo de nombre Arturo
(Velasco Villa), ex presidente municipal de Colima. En él pensaba seguramente
cuando le cambié el nombre a su papá en la columna de este lunes.
Amigos que lo conocieron desde
entonces me aclaran que cuando Humberto Silva convocó a la integración de la
FEC, él y otros de los fundadores de la organización estudiantil eran alumnos
de la Secundaria para Trabajadores, no de la Normal.
HSO, por cierto, no se preparó como
profesor en la Normal de Colima, precisan sus amigos, sino en el Instituto
Federal de Capacitación Magisterial.
CONDOLENCIAS:
El domingo 21 de mayo, tres años
después que su hermano Jorge Humberto, falleció a los 83 años María Elena
(Rosa) Silva Cabellos. A su hijo Jorge González Silva y demás deudos, mi abrazo
solidario.
Mi correo electrónico:
carvajalberber@gmail.com. Esta columna se puede leer también en: www.aacb2.com.