Tarea Política

¡Puras fallas!

 José Luís Santana Ochoa  Opinión

Si hasta las vías del ferrocarril que son de acero se rajan, cuantimás José Ignacio Peralta que es de carne, hueso y un pedazo de pescuezo. Su historial de incumplimiento de compromisos asumidos con quienes en él depositaron su confianza es más largo que la cuaresma. Baste con resumir que a todos los colimenses les prometió que con él como su gobernador vivirían seguros como canguros y felices como lombrices. La lista de quienes todavía están esperando que les cumpla su palabra empeñada es más larga que la cuaresma y en ella hay de todo como en botica.

José Ignacio les prometió a los impulsores del proyecto de fiscalización ciudadana “¿Cómo vamos? Colima” financiamiento público sabiendo de antemano que los dejaría como novias de rancho. A valores entendidos con sus 14 diputados priistas- pri-dependientes-verde ecologista-nuevo aliancista-petista con los que hace mayoría relativa, y sumándole los tres pedro-peraltistas (Riult Rivera, Julia Jiménez y Crispín Guerra) absoluta, hasta iniciativa para reformar la Ley de Hacienda del Estado de Colima envió hace un año al Congreso del Estado, pero nada hizo después para concretarla a pesar de haberles seguido en su momento el jueguito de la evaluación aceptando sin hacer gestos incluso el cero que le estamparon en la asignatura de seguridad.

Guillermo Brun Solórzano y sus colegas saben perfectamente que el bilingüe miembro de la clase ilustrada de Colima egresado del ITAM y de Essex University tiene el mando de la LVIII Legislatura Local que le pastorea el pri-dependiente Nicolás Contreras Cortés, pero para ellos es más fácil y cómodo expresar sentirse defraudados por la manera que vienen actuando los diputados, cuando quien les prometió las peras de la virgen a cambio de  que lo respaldaran para que llegara a la gubernatura del estado es nada más ni nada menos que José Ignacio a quien no han tocado ni con el pétalo de una flor de buganvilia.

“La verdad nos sentimos defraudados todos porque es una muestra de no hay congruencia con los diputados. Creo que si un grupo de empresarios, ciudadanos, amas de casa y de toda la gente estamos pidiendo atención porque lo mínimo es que tenemos derecho a que se vote la iniciativa”, les dice con toda razón Guillermo Brun Solórzano a los diputados para que lo entienda el gobernador, pero éste, fiel a su estilo, se hace el occiso. Cierto es que la decisión de votar o no, a favor o en contra, es de los diputados a quienes José Ignacio dejó como al cohetero ante los empresarios, pero la verdad es que están pasmados y no atinan a dar pie con bola.

Para Brun Solórzano “es claro que somos un organismo social representativo y nos llama la atención que justamente ahora que se presenta una iniciativa para crear una contraloría social no apoyen como ellos (los diputados) dijeron tenían que hacerlo en la Ley y no hemos tenido una respuesta que sea razonable”, ni la tendrán dijera Don Teofilito, pero  no se atreve a encarar directamente a José Ignacio que los dejó colgado de la brocha y a quien al menos ya no debería invitar a su yate, dice yate.

José Ignacio no sólo les dio el avión a los promotores de ¿Cómo vamos? Colima juzgándolos además de cotón largo, sino que les echó encima a la prensa a su servicio para que les pegara duro, tupido y mucho, castigo a todas luces inmerecido e injusto, a pesar de lo cual nada de han reclamado al respecto. En cambio, sus airados señalamientos son para  los diputados que José Ignacio dejó entre la espada y la pared sin tener mayor culpa que la carencia de autonomía como poder legislativo respecto del Ejecutivo Estatal que los tiene avasallados. Mal se ha visto José Ignacio por rajón, pero peor los diputados con su tácticas dilatorias para tratar de bajarles la temperatura a los ¿Cómo vamos? Colima, que el tiempo corra y se olviden del asunto.

“Se ha desatado una campaña en redes sociales en contra de este organismo (¿Cómo vamos? Colima) y de los empresarios que lo conforman, por el púnico hecho de estar solicitando se legisle ya sobre el artículo 41 Bis de la Ley de Hacienda del Estado. Ha habido una manipulación dirigida, pagada, para ir en contra del movimiento, porque la iniciativa privada empiece a fiscalizarlos”, acusa Guillermo Brun Solórzano sin atreverse a mencionar el nombre José Ignacio ni los apellidos Peralta Sánchez.

EL ACABO

Más que a gasto corriente, los cientos de millones de pesos provenientes del impuesto del 2% sobre la nómina han ido a parar a los bolsillos de los gobernadores en turno y de sus gavillas. El infame SEFIDEC ha sido su enorme caja chica ante a ciencia,  paciencia y complacencia de los permisivos líderes empresariales que al callar otorgan.

 

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