La mayoría de ex gobernadores priistas de Colima, no
todos, salieron del cargo con sus patrimonios personales, familiares y de
prestanombres, incrementados “setenta veces siete”; es decir, a la ‘n’
potencia. Hubo uno que tuvo el descaro de presumir que en seis años se había
hecho más rico que los señores Brun en 100. Aunque todos pecaron en arca
abierta, sólo a Jesús Silverio Cavazos Ceballos y a Mario Anguiano Moreno los
peraltistas les han cargado todas las
pulgas, incluidas supuestas ligas con el crimen organizado que sentó sus reales
en Colima durante el reinado de Elías Zamora Verduzco.
Cuando los peraltistas fustigan a Cavazos Ceballos por
las trapacerías que cometió con su pandilla en perjuicio de los colimenses,
pasan por alto que los integrantes de la misma pertenecieron a la de su paisano
Gustavo Alberto Vázquez Montes, a
ninguno de los cuales, por cierto, la autoridad les ha hecho regresar al erario
público municipal un centavo partido por
la mitad, mucho menos privado de su libertad. Los muertos se fueron al pozo y
los vivales de sus parientes y prestanombres al gozo.
El compromiso públicamente asumido por José Ignacio
Peralta de entambar a las presuntas ratas del anguianato y quitarles los cientos
de millones de pesos que se sospecha les robaron a los colimenses quedó en mera
bravata de campaña electoral. Si los silveristas ya chingaron, los maristas
también. Y como siempre, el pagano vuelve a ser el noble y aguantador pueblo
colimense al que los dueños de lo que resta del PRI le quieren hacer justicia
en los bueyes de sus compadres ex gobernadores de otras entidades de la
República como Tamaulipas y Veracruz, por ejemplo. Antes de que lleguen a
ajusticiar a MAM deben rodar las cabezas de por lo menos otros tres o cuatro
exgobernadores priistas.
En Colima no hay exgobernadores ladrones qué perseguir,
sino honrados ex servidores públicos que supieron hacer muy buenos negocios,
principalmente de naturaleza inmobiliaria, desde el cargo que en mala hora para
Colima ocuparon. Ellos ahorraron como hormiguitas mientras que a las chicharras
se les fue en cantar y criticarlos. Lo
mismo aplica a los ex rectores de la Universidad de Colima amparados en la
sacro santo manto de la autonomía que son dechado de virtudes como la providez,
la honestidad y el manejo escrupuloso y transparente de los recursos que el
pueblo le aporta a la educación superior que se supone gratuita para quienes la
reciben.
Porque así lo ha derminado el sistema, en Colima no hay
ni ex gobernadores ni ex rectores corruptos, mucho menos los actuales José
Ignacio Peralta y José Eduardo Hernández, respectivamente. Y si las cabezas están libres de pecado
cuantimás los miembros de sus respectivos equipos. Como los peraltistas ya se
convencieron de que resulta ocioso y al final del día contraproducente continuar
marreando sobre el tema de los latrocinios al presupuesto estatal que aseguran
cometieron Mario Anguiano Moreno y su
gavilla, lo han dejado de lado.
Todo fue pura faramalla para distraer al respetable y no fuera
a acusar al gobierno de José Ignacio Peralta de incompetencia política y
administrativa, lo que de todas maneras ha sucedido. La mejor prueba de ello es que a pesar de
llevar ya diez meses en el control mayoritario de Congreso del Estado, nada en
serio y a fondo ha concretado para recuperar los cientos de millones de pesos
que se sabe pasaron de los bolsillos de pueblo de Colima a los de Mario
Anguiano Moreno y Cía., mucho menos para presentarlos ante la señora Justicia.
En lugar de eso el PRI abanderará a varios de ellos como candidatos a cargos de
elección popular en los comicios de 2018. Al tiempo.
EL ACABO
Los silversitas y
anguinistas incrustados en la administración estatal peraltista y en
Delegaciones Federales son una prueba más de que todos se tapan con la misma
cobija tricolor de la corrupción y la impunidad. ¿O no?
La risa que al ex gobernador veracruzano, Javier Duarte
De Ochoa, le provocó su aprehensión en Guatemala, puso en evidencia su
‘arreglo’ con Enrique Peña Nieto y Cía., a quienes todos los chiles les embonan
, acallando las campanas que el alto mando priista nacional había lanzado al vuelo para celebrarla.
“La
detención de Duarte no pudo realizarse antes porque no existía una solicitud de
las autoridades mexicanas”: Thelma Aldana Hernández, Fiscal General de
Guatemala. Sin comentarios.
Para el diputado
PRI-dependiente, Nicolás Contreras
Cortés, “la autoridad no está cumpliendo ni generando las condiciones para que
haya un estado seguro, la ciudadanía está molesta ante los resultados que se
han tenido en el combate a la delincuencia, y la población no tolera los
riesgos a los que se están enfrentando. Son los tres órdenes de gobierno, pero
a nivel local debe ser el Procurador, el Secretario de Seguridad o el mismo
gobernador debe darnos una explicación para saber qué es lo que está sucediendo
en Colima y desde el Congreso local en qué podemos apoyar”. ¿Lo están oyendo,
inútiles?