La legión
perredista liderada por Indira Vizcaíno Silva nunca se “halló” en el gabinete
de José Ignacio Peralta donde se aclimataron al cien por ciento panistas por
conveniencia, de ocasión, vividores petistas y acomodaticios verde ecologistas
y panalistas. Por necesidad, Indira y su
gente aguantaron vara como empleados de Peralta sujetos a su dependencia y
subordinación hasta que se convencieron de que les había llegado la hora de
irse con su música al convite lopezobradorista, de ahuecar sus negro-amarillas alas.
Las verdades expresadas
por la desdeñada Indira sólo vinieron a confirmar lo que todo mundo sabía, menos
ella y sus secuaces: José Ignacio es José Ignacio: soberbio, autoritario
(vertical le llama ella), clasista y de arranques. Todo un señoritingo que
arrepentido está de haber asumido el cargo en el que tiene que lidiar con los
aldeanos de Colima, provincia donde sufre para vivir tres o cuatro días a la
semana. Su ambiente es el jet set político y empresarial, las metrópolis como
New York, San Francisco, París, Roma.
La chusma indirista en su nefasto gobierno le produjo
urticaria a José Ignacio; en cambio, se ha sentido cómodo, feliz como lombriz,
con los panistas prófugos como su
Secretario de Fomento Económico, Carlos
Domínguez Ahedo, el mismo que sueña con hacer del estado de Colima la Suiza de América, el
Singapur Mexicano; montar una armadora de automóviles, construir un
nuevo aeropuerto y tener campos de golf
para que “los ejecutivos se animen a venir”. También, con los Meiners Tovar y
Noriega García.
Otro extraviado del rebaño azul que se fue con José
Ignacio en busca de mejores pastos, es el asesor jurídico de su pasmado
gobierno, Andrés García Noriega, a quien nunca le faltó chamba cuando militó en
Acción Nacional, partido gracias al cual fue regidor en el H. Ayuntamiento de
Colima y funcionario de su Comité Directivo Estatal. Como no concretó su
aspiración a una diputación local plurinominal con esas siglas y colores, en
2015 loco de contento se incorporó al proyecto político sexenal de quien les
prometió a los colimenses que en su mandato vivirían felices y seguros.
Andresito se llevó con él a otro ex panista de su equipo,
Fráncico José Yáñez Centeno y Arvizu, a quien graciosamente le concedieron la
privilegiada segunda posición en la lista de candidatos plurinominales a
diputados locales del Partido Movimiento Ciudadano que en las elecciones de
junio de 2015 y enero de 2016 jugó el
papel de esquirol de la alternancia política en la gubernatura del estado. No
se le hizo vivir tres años disfrutando de las dietas en el Congreso, pero sí
integrarse al gabinetazo peraltista como abogado.
Después de haber vivido unos cuatro años de gloria como
funcionario de todas las confianzas de su compañerito panista Antonio Morales
De La Peña, ex Director de la Procuraduría Federal del Consumidor (PORFECO) en
el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa, de donde éste los corrió
no precisamente por honestos y eficientes, Alejandro Úrtiz Alcaraz cobra desde
el 1 de noviembre de 2015 como secretario particular de Kristian Meiners Tovar,
titular de la Secretaría de Administración Pública.
Los diestros Domínguez
Ahedo, García Noriega, Meiners Tovar, Noriega García, Yáñez
Centeno y Arvizu, Urtiz Alcaraz, Saúl Magaña Madrigal (ex alcalde panista de
Tecomán), Fernando Solórzano Ochoa (ex funcionario en las administración
municipales de Colima y Tecomán) y demás miembros de la legión de ex panistas
que emigró al bando peraltista, a diferencia de los izquierdos, zurdos,
siniestros, liderados por la prófuga del mal gobierno estatal prianista, Indira Vizcaíno Silva, continuarán en su
deteriorara nave hasta el 2021, si antes no se hunde .
EL ACABO
Los panistas peraltistas juraban y perjuran su apego a los
principios de la doctrina estructurada por Manuel Gómez Morín: la búsqueda del
bien común, su compromiso de servir y no servirse, de aportar sin obtener, la
brega de eternidad, etc., cuando lo único que buscaban, como acreditaron sus
hechos, era asegurar su propio bienestar y el de sus familias. Por esa poderosa
razón dieron el cambiazo.