Estación Sufragio

La Sierra Morena

 Adalberto Carvajal Berber  Opinión

¿Fue la presencia de Indira Vizcaíno en el mitin de Andrés Manuel López Obrador la gota que derramó el vaso en la tensa relación que la entonces secretaria de Desarrollo Social sostenía ya con el gobernador Ignacio Peralta?

Los rumores palaciegos afirman que sí, pero Vizcaíno Silva no podría decirlo porque Nacho jamás le dijo nada. Por lo demás, esta metáfora es complicada porque el titular del Ejecutivo casi no despacha en Palacio de Gobierno, así que tendríamos que encontrar una figura literaria que resuma las intrigas que se dan en los pasillos, las oficinas, las salas y el comedor de Casa de Gobierno.

Que una política a la que Peralta Sánchez le confió una cartera nominalmente tan importante como la Sedescol se vaya al proyecto del candidato antisistémico por antonomasia que es López Obrador, sólo puede ser tomado como una afrenta al mandatario estatal.

(Desarrollo Social debería ser la secretaría más importante porque en un estado con los niveles de pobreza y marginación que tenemos en Colima, la enorme brecha de desigualdad y la bajísima inversión pública, todos los recursos presupuestados son gasto social).

El de JIPS es un gobierno que desde la campaña presumió su identificación con el proyecto neoliberal de Enrique Peña Nieto y con el ala del gabinete encabezada por Luis Videgaray (en ese entonces en Hacienda, hoy en Relaciones Exteriores) empeñada en preservar este esquema más allá de 2018, no obstante que la situación social y económica urgen un verdadero cambio en el rumbo del país.

Ganador por un apretado margen en una elección que fue, finalmente, anulada por un delito electoral derivado del uso clientelar y partidista de los programas sociales, y electo luego con una ventaja mayor que no consiguió restañar las heridas de una ciudadanía cortada en dos, Nacho necesitaba enviar un mensaje de unidad formando un gobierno plural en el que, obvio, había suficientes elementos venidos del panismo pero era necesario atraer un cuadro distinguido de la izquierda.

Dudo que Peralta haya supuesto la conversión ideológica de Indira. La ex alcaldesa de Cuauhtémoc hoy podría decir, como en los memes: “Si ya saben como me pongo, ¡para qué me invitan!” Vizcaíno jamás negó ni sus filiaciones ni sus aspiraciones futuras. Se sostuvo en el gabinete (la retuvieron) mientras la administración de Nacho pudo darse ese lujo.

Los priistas del primer círculo se avergüenzan, pero la verdad es que al Gobierno del Estado lo vestía tener a una secretaria de Desarrollo Social surgida del PRD. Era algo que JIPS podía presumir hasta en las reuniones de la Conago.

Si Peña Nieto tuvo a Rosario Robles en la Sedesol y ahora la tiene en la Sedatu, ¿por qué el mandatario colimense no iba a tener a Indira en la Sedescol? Pues porque el lujo se volvió un excesivo costo político cuando se demostró que Vizcaíno no era como Rosario, una ex perredista dispuesta a operar los programas federales para que los candidatos oficialistas ganen las elecciones en el estado de México y otras entidades donde este 2017 se disputa la gubernatura.

Lo que comenzó como una alianza y una amistad, terciada por el hoy diputado federal Virgilio Mendoza que coincidió como presidente municipal de Manzanillo con Indira en la alcaldía cuauhtemense, podría terminar en una confrontación política entre José Ignacio Peralta y Vizcaíno Silva, eventualmente convertida en la vocero de una oposición de izquierda que buscará votos para AMLO en el estado de Colima.

En política no hay nada escrito pero a Morena le convendría tener a Indira en su fórmula al Senado o como candidata a diputada federal, incluso asegurándole una posición en la lista nacional para la cámara alta o de candidatos plurinominales a San Lázaro.

El Peje tiene cerca de él a dos colimenses que han destacado en la política nacional, el diputado federal Vidal Llerenas Morales y el senador Mario Delgado Carrillo, pero ninguno tendría arrastre electoral aquí, y dudo que quieran hacer labor de tierra. 

Si Indira pone su imagen (en su caso, decir “su linda cara” tiene relevancia política) y su oratoria al servicio del proyecto alternativo de nación, podría capitalizar el descontento popular generado indistintamente por el gobierno federal y el estatal, para allegarle votos a López Obrador.

Minar ese potencial liderazgo de Indira será prioridad para un PRI ensoberbecido con la posibilidad de que la amistad de Videgaray con el yerno de Donald Trump les conceda otros seis años en Palacio Nacional.

NO VAMOS COLIMA:

Le robo la idea a un analista político que sugirió en una mesa: si el vínculo entre el hoy canciller mexicano y el esposo de Ivanka Trump no se hubiera restablecido, Peña Nieto le terminaría entregando la gubernatura del Edomex a Josefina Vázquez Mota y la Presidencia de la República a quien resulte el candidato del PAN. Sin embargo, el supuesto de que el inquilino de la Casa Blanca ve a AMLO como un nuevo Hugo Chávez alienta a los tecnócratas de Los Pinos a intentar una nueva captura del Estado.

Por eso la colaboración en estos primeros 400 días del gobierno de JIPS terminará en un serio desencuentro. Indira lanzó el primer golpe, no al renunciar sino al argumentar porqué se fue:

No renuncio por la limitada posibilidad de tomar decisiones mínimas en este gobierno. Renuncio por la lentitud con la que se decide, porque existiendo un presupuesto y programas aprobados para esta Secretaría por arriba de los 40 millones de pesos, no se pudieran ejercer ni 10 millones; porque el único programa que se arrancó con bombo y platillo se transfirió de la Secretaría de Desarrollo Social a la Secretaría de Educación, con la clara intención de que no fuera yo quien lo ejecutara”.

Y remató en una rueda de prensa, este lunes: “Porque ante la falta de dinero el mayor aliado es el ingenio y la convicción se tuvieron que iniciar programas que no requirieran el primero, pero que también lastimaban la piel sensible de quienes sólo piensan en términos político-partidistas”.

El mandatario estatal, respondiendo al golpe que ya le había dado su ex secretaria en las redes sociales, dijo al presidir la ceremonia cívica mensual del mes de abril: “Nos aguardan muchas tareas, no son válidas las excusas, ni admisibles los pretextos”.

Hizo un llamado a sus colaboradores para intensificar los esfuerzos y darle a la sociedad colimense más resultados. Y, en su mensaje, Ignacio Peralta lanzó la puya al decir que cuando hay abundancia cualquier funcionario es eficiente y prometedor, por lo que acotó que la verdadera capacidad se demuestra en los momentos críticos, cuando hay que optimizar lo disponible, gestionar lo necesario y resolver con imaginación e innovación las carencias. 

Pero aparte de considerar importante que sus funcionarios den más de cada uno para cumplir los compromisos que establecieron con la sociedad y responder a las múltiples demandas que la misma sociedad les expresa a cada momento, no tocó el delicado tema de los recursos económicos. Se concentró en la fórmula de la felicidad social: el modelo de las audiencias públicas.

Si tiene presente que en esos 400 días la política social de Indira Vizcaíno fue la política social que Ignacio Peralta decidió tener en su gobierno, quizá no debería seguir el camino de la diatriba. A ella todo lo que le diga este gabinete desaprobado hasta por Cómo Vamos Colima, la hará crecer.

 

bv